martes, 26 de septiembre de 2017

20.000 leguas de viaje submarino

Los que lleváis un tiempo siguiéndome ya sabéis que cada inicio de curso me gusta decorar la clase para que cada septiembre empiecen con una nueva sorpresa, ya que mis alumnos van a permanecer en la misma aula toda la primaria.
Este curso me he inspirado en 20.000 leguas de viaje submarino porque es el libro con el que vamos a empezar las lecturas colectivas.
Nada más llegar nos presiden unas puertas que nos recuerdan la entrada a un submarino.
Están hechas con papel continuo gris y para los ojos de buey he aprovechado el cristal de la puerta y he pegado con celo por detrás dos imágenes que muestran el interior del Nautilus.







El mar está hecho con papel de seda y los pececitos son vinilos adhesivos.






Al entrar a la clase nos encontramos a la derecha el lugar donde nos sentamos a leer. Está ambientado como si estuviéramos dentro del submarino y pudiéramos ver el mar a través de los ojos de buey.
Si os fijáis podréis apreciar que cerca de los pececitos hay como unas burbujas, en realidad son unas luces con un sensor que se encienden cuando oscurecemos la clase.
La intención de esto es adentrarles más en la lectura, hacerles más partícipes, ya que cuando entremos al Nautilus oscureceremos el aula y leeremos con linternas para poder disfrutar de la iluminación del mar.




Se encienden las luces cuando oscurecemos la clase

 En la otra parte del aula hemos recreado el escritorio del Capitán Nemo. Una lámpara que imita un candil, un catalejo, una brújula, una pluma antigua y un cuaderno de bitácora.
A lo largo de la lectura irán apareciendo escritos en el diario del Capitán Nemo que deberán investigar y resolver.





Cada vez que en la lectura se haga referencia a algún lugar lo marcaremos en el mapa pinchando una bandera para poder seguir su ruta.


Por último, se me olvidaba comentaos que me gusta que entren en la lectura a través de todos los sentidos, por eso, antes de leer pulverizo la clase con un ambientador que recuerda el olor a mar (cuando leímos Charlie y la fábrica de chocolate encontré un ambientador que olía a chocolate con avellanas, si las descripciones de Roald Dahl ya te sumergen en la historia, con esta fragancia era como estar realmente dentro de la fábrica). Además, cuando salgamos a la superficie tengo preparado unos sonidos a olas y gaviotas que nos harán creer que estamos leyendo rodeados de mar.


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