jueves, 23 de marzo de 2017

14ª PARADA: CULPA

DIARIO DE VIAJE

VIAJE 14: CULPA


Salimos de Remordimiento y el tren se adentra en un oscuro túnel. Empezamos a notar una fuerte presión sobre los hombros y un fuerte dolor de cabeza. Presentimos que al cervatillo le ha ocurrido algo y la culpabilidad nos invade.
El túnel se sumerge en el mar y va adentrándose en las profundidades. Vamos descendiendo cada vez más, casi no llega la luz.
Por las ventanillas empezamos a ver unas grandes y extrañas criaturas marinas que nadan lenta y siniestramente. Cada una de ellas tiene algún aspecto que nos recuerda al cervatillo que abandonamos y nos hace sentir responsables de lo que le haya podido ocurrir.
La presión en la cabeza y los hombros empieza a ser insoportable y se une un intenso dolor en el pecho que no nos deja respirar. 
Queremos salir de esta emoción nos resulta muy duro llevar el peso de la responsabilidad por no haber ayudado al cervatillo.

Empezamos a salir a la superficie y anuncian nuestra llegada a: Culpa.

Esfinge enterrada en la arena de Dalí y Heartstrings de Secret Garden nos reciben en la estación.



Seguimos la misma secuenciación que en anteriores estaciones y al pasar a la tertulia les cuesta mucho expresar esta emoción. Mi intención no es forzarles a que lo cuenten, solo hacerles conscientes de sus emociones y ayudarles a sobrellevar o superar las que puedan resultarles más desagradables.
No han contado en público esta emoción, pero si la han dibujado y escrito en el cuaderno. 

Nos vemos en: Vergüenza

13ª PARADA: REMORDIMIENTO

DIARIO DE VIAJE

VIAJE 13: REMORDIMIENTO  

Nada más subir al tren empezamos a oír una voz en nuestra cabeza recordándonos que el cervatillo está solo en el bosque y no hemos hecho nada para ayudarlo. 
El paisaje se vuelve gris y empieza a soplar un fuerte viento que nos susurra constantemente que debíamos haber ayudado al pequeño ciervo. Nos tapamos los oídos intentando deshacernos del mensaje del viento, pero no es posible, ha entrado en nuestra mente. 
Nos adentramos en un espeso bosque donde todo parece susurrarnos. Vemos las plantas y los árboles como nos hablan, susurran, gritan... y nos insisten en la indefensa criatura que hemos dejado a su suerte, que no hemos socorrido y nos atormenta sin cesar.
Este pensamiento no nos abandona y empieza a consumirnos.

Una compungida voz anuncia nuestra llegada a: Remordimiento.

El remordimiento de Orestes de William Adolphe Bouguerau decora esta estación mientras suena por megafonía Cinema on fire de la película Cinema Paradiso del compositor Ennio Morricone.




















 Hemos seguido la misma secuenciación que en las anteriores emociones y en la tertulia mis compañeros de viaje han explicado en qué ocasiones han sentido remordimiento:
al abrir la puerta a un desconocido, al no defender a alguien cuando lo estaban criticando delante de mí, comer chuches escondido... alguno manifestó que nunca ha sentido remordimiento.

Nos vemos en la siguiente estación: Culpa