viernes, 7 de octubre de 2016

1ª PARADA: TERNURA

DIARIO DE VIAJE

VIAJE 1: TERNURA

Empezamos la aventura.
He llegado a la estación de Sagra, no hay nadie todavía. Es muy temprano, aun no ha salido el sol.
Poco a poco van acudiendo todos los pasajeros de este viaje, seremos once. Parecen algo nerviosos. A unos les da por hablar, otros están callados con la mirada perdida, unos no paran quietos y otros paran quietos.
 

Yo también estoy muy nerviosa, no sé que cosas removerá este viaje. La suerte es que no estoy sola, nos acompañamos y nos apoyamos los once en este emocionante viaje que vamos a emprender.
Oímos un ruído y asomamos nuestras cabezas, se acerca un tren.


Está amaneciendo y el brillo del sol acaricia la roja y brillante pintura de los vagones dándole un tono anaranjado. Es un antiguo tren de vapor.

Cuando para ante nosotros podemos contemplar sus limpias ventanillas y el fantástico brillo de la pintura. Es rojo, precioso, con delicadas decoraciones doradas en las esquinas de los vagones. Su aspecto limpio y cuidado invita a entrar nada más verlo. Estamos fascinados, es extraordinariamente hermoso.
 

Empezamos a subir, no llevamos equipaje, solo nuestras vivencias y recuerdos.
Subimos muy emocionados, con los ojos muy abiertos observándolo todo, parpadeando lo justo para no perder detalle.


Entramos en el primer vagón y nos llega un agradable olor fresco y cítrico. A nuestros pies, una moqueta en color crudo con una cenefa granate bordeando del pasillo acaricia nuestros pasos. Los asientos son de piel en color verde oliva. Son muy mullidos y confortables. Encima del reposa cabezas y en los laterales hay unas decoraciones florales con espirales en dorado envejecido. En las ventanas, unos ligeros visillos delicadamente bordados tamizan la luz que empieza a colarse por las ventanillas.


Dos silbidos anuncian la inminente salida, nos miramos y sonreímos; alguno aplaude. ¡Empieza el viaje!
Comienza a moverse ¡qué suave es la salida!
Nos desplazamos y parece que estemos flotando, se desliza con gran suavidad. Miramos por la ventana y no podemos creer lo que estamos viendo ¡estamos rodeados de blancas y esponjosas nubes!, el tren ha cambiado los raíles de hierro por un acolchado camino de algodón ¡viajamos por el cielo!


Hemos abierto la ventana para disfrutar del paisaje y el vagón se ha llenado de un dulce y delicioso aroma a algodón de azúcar. Inspiro profundamente y cierro los ojos intentado atrapar los recuerdos que esa fragancia ha traído a mi memoria.
¡El paisaje es tan distinto a todo lo conocido y tan bonito! Los colores de todo lo que nos rodea están en tonos pastel. Estamos viendo montañas verdes, árboles rosados, ríos azules... todo con tonalidades muy delicadas y de formas redondeadas.


Empezamos a descender y una voz muy dulce y aterciopelada nos anuncia que ya estamos llegando a la parada de la TERNURA.
La estación está decorada con un cuadro de Donald Zolan, Mi gatito y empezamos a escuchar una tierna música del compositor Alan Silvestri.


 Bajamos del tren deseosos por explorar esta emoción.

Depués de la introducción del viaje hemos leído la explicación de la ternura que se recoge en el emocionario. A continuación hemos abierto una tertulia para hablar de esta emoción y han ido contando cuando la sienten. Todos han coincidido en que las crías, los bebés y los cachorros son seres que les provocan ternura. Les apetece abrazarlos, acariciarlos, achucharlos...
Después hemos analizado el cuadro de Donald Zolan fijándonos en la luz, los colores, la composición. A continuación hemos escuchado la música de Alan Silvestri, con los ojos cerrados, pensando momentos que nos provoquen ternura.
Para finalizar, cada uno de ellos ha dibujado en la ficha los momentos tiernos que ha imaginado.


Nos hemos encontrado muy cómodos en esta emoción, pero nuestro viaje debe seguir. Nuestra próxima parada será: AMOR.

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